Monday, April 6, 2009

Zapato en proceso

...eché mi silla hacía atrás hasta pegarla al borde de la ventana donde recargué mi cabeza y cerré los ojos por unos minutos. Cuando los abrí, Susanita estaba parada en frente de mí con unos documentos en el brazo y su blusa desabotonada. ¿Lo que sigue? Pues digamos que Susanita tenía a la vista la puerta de entrada al edificio. Un movimiento brusco en la cara y el grito: “¡Ana Rosa viene para acá!” de Susanita rompen mi concentración. A lo pronto no capté a lo que se refería y pues: le lloví una lista de insultos. Espero y Susanita no me guarde rencor, obviamente no creo que sea una puta, tampoco una perra, simplemente que fue un mal momento, compréndame, y claro todos aquí somos victimas ¿o no? Perdón señor Juez, siento que me distraiga. Pues en eso que Susanita como un gatito asustado recogió sus ropas y corrió hacia el archivador. Pero antes vi que entre sus cosas llevaba un zapato mío. Sí señor Juez: el zapato del delito. Y la vi tan apurada que por compasión le grité que no se volviera, que me lo aventara. Y eso fue lo que hizo. Sólo que quien iba a adivinar que Susanita tenía tan mala puntería. Y el zapato esquivando mi cara salió disparado por la ventana...

Un trocito de ZAPATO EN PROCESO

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